Un ordenador que no enciende puede convertirse en una auténtica pesadilla. Te dispusiste a encender tu equipo para trabajar, estudiar o ver esa serie que tanto te gusta, y de pronto, nada sucede. No hay señal de vida. No se escucha el ventilador, no se enciende la pantalla y tampoco hay luces en el teclado o la torre. ¿Qué hacer en estos casos? Vamos a desmenuzar el problema, paso a paso, y encontrar una solución.
Podría parecer obvio, pero lo primero que debes hacer es comprobar si tu ordenador está correctamente enchufado. A veces, con el ajetreo diario, se puede desconectar accidentalmente el cable de alimentación o incluso podrías estar sufriendo uno temporalmente suelto. Es hora de ponerse detectives y verificar que tu ordenador y la fuente de alimentación están conectados.
Si la fuente de alimentación está bien conectada, asegúrate de que no haya problemas en el enchufe o en la toma de corriente. Conecta el ordenador a otra toma para asegurarte de que el fallo no provenga de la alimentación eléctrica de la propia toma. Es recomendable también probar con otro cable de alimentación, ya que podría estar defectuoso.
En ocasiones, el botón de encendido puede estar defectuoso o atascado, lo que impide que el ordenador se encienda. Presiona el botón de encendido con firmeza y verifica si se siente bien al tacto. Si el botón parece estar funcionando correctamente, pero el ordenador sigue sin encenderse, hay que pasar a revisar otros elementos.
Para quienes usan ordenadores portátiles, una solución puede ser tan sencilla como asegurarse que la batería está en buen estado. Primero, desprende la batería y conecta el portátil a la corriente eléctrica. Si el portátil enciende, sabremos que el problema radicaba en la batería que podría estar dañada o simplemente descargada.
Aquí es donde las cosas comienzan a ponerse serias. Si tu ordenador de sobremesa sigue sin encenderse, vas a tener que abrir la torre y echar un vistazo a los componentes internos. Esto requerirá sumo cuidado para no dañar ninguna pieza.
Abre la torre y asegúrate de que todos los componentes estén bien conectados. La memoria RAM, el disco duro, la tarjeta gráfica y la placa base deben estar perfectamente insertados en sus respectivos slots. Un cable suelto o mal conectado podría ser suficiente para que el equipo no encienda.
Contenidos
Pruebas con periféricos mínimos
Para huir de posibles interferencias, conecta solo lo esencial: teclado, ratón y monitor. Deja desconectados otros dispositivos USB y periféricos externos para descartar que sean ellos los causantes del problema.
A veces, es algún componente externo el que bloquea el encendido del equipo, y dejarlo de lado en este momento puede resultar clave. Si con la configuración mínima el ordenador enciende, agrega los dispositivos nuevamente, uno a uno, hasta encontrar el culpable.
- Desconecta todos los periféricos y solo deja el monitor, teclado y ratón.
- Intenta encender el ordenador. Si el equipo arranca, conecta los periféricos de uno en uno.
- Observa cuál es el periférico que impide el correcto encendido del ordenador.
Si el ordenador enciende pero no pasa del POST (Power-On Self Test), el problema podría estar en la configuración de la BIOS/UEFI. Para resetearla, deberás arrancar el ordenador e ingresar a esta configuración (normalmente presionando la tecla DEL, F2 o F10 inmediatamente después de encender el equipo). Desde ahí, busca la opción para restablecer la BIOS/UEFI a su configuración por defecto y guárdala.
Prueba con otra fuente de alimentación
Si has llegado hasta aquí y tu ordenador sigue sin encender, podría ser la fuente de alimentación la que esté defectuosa. Cambiarla no es una tarea complicada pero requiere de ciertos conocimientos técnicos. Una opción es probar con otra fuente de alimentación compatible con tu equipo.
Una fuente de alimentación defectuosa puede impedir que tu equipo reciba potencia suficiente para encender, y es un problema más común de lo que se piensa. Asegúrate de que los cables están correctamente conectados y revisa si el ventilador de la fuente de alimentación se mueve al intentar encender el ordenador. Si tienes dudas, siempre es recomendable acudir a un técnico especializado.
Diagnóstico de la placa base
Por último, y ya en casos extremos, podría ser que la placa base esté dañada. Este sería, quizás, el diagnóstico más temido, ya que podría implicar reemplazar una parte fundamental. Antes de llegar a esta conclusión, asegúrate de haber descartado todas las opciones anteriores. La sustitución de la placa base no solo es costosa, sino que también implica una operativa técnica compleja, así que si no tienes la seguridad o la experiencia, mejor dirígete a un profesional.
Cada uno de estos pasos te permitirá descartar diferentes tipos de fallos y, encontrar la solución que necesitas para volver a encender tu ordenador y que todo regrese a la normalidad.
Recuerda que esta guía es simplemente una orientación. En caso de que ninguna solución funcione, no dudes en contactar con un técnico especializado para que pueda diagnosticar y reparar el problema de manera adecuada. Sin embargo, es sorprendente lo que una simple revisión puede lograr. ¡Ánimo, que la tecnología también tiene sus días buenos!