La primera computadora personal que llegó a los hogares en la década de los 80 marcó un antes y un después en la historia de la tecnología. Hoy, mientras tecleas en tu ultrabook de última generación o deslizas tus dedos por la pantalla de tu tablet, puede resultarte difícil imaginar cómo eran aquellos primeros ordenadores. Te propongo un viaje en el tiempo para comparar esas máquinas pioneras con los equipos que usamos hoy en día. Prepárate para sorprenderte con la evolución que ha experimentado la informática en apenas cuatro décadas.
El cerebro de tu ordenador actual es un prodigio de la ingeniería. Los procesadores modernos, como el Intel Core i9 o el AMD Ryzen 9, son auténticas centrales de procesamiento capaces de realizar miles de millones de operaciones por segundo.
Ahora, retrocedamos a 1981. El IBM PC, considerado el padre de los ordenadores personales modernos, montaba un procesador Intel 8088 a 4,77 MHz. Sí, has leído bien: 4,77 MHz. Para que te hagas una idea, tu smartphone actual es miles de veces más potente que aquella primera PC.
Contenidos
La memoria: De kilobytes a gigabytes
Abres varias pestañas en tu navegador, ejecutas un par de programas pesados y tu ordenador ni se inmuta. Normal, con 16 GB de RAM o más, tienes espacio de sobra para trabajar cómodamente.
La historia era muy diferente en los 80. El IBM PC original venía equipado con 16 KB de memoria RAM. Sí, has leído bien: kilobytes, no megabytes ni gigabytes. Para poner esto en perspectiva, una simple imagen que compartes en WhatsApp hoy en día ocupa más espacio que toda la memoria de aquel ordenador pionero.
Almacenamiento: Del disquete al SSD
Hoy guardas tus archivos en discos SSD de alta velocidad con capacidades que pueden llegar al terabyte. En los 80, el almacenamiento era una historia completamente diferente.
El IBM PC original no incluía disco duro. El almacenamiento se realizaba en disquetes de 5,25 pulgadas con una capacidad máxima de 360 KB. Para que te hagas una idea, un solo episodio de tu serie favorita en HD ocuparía más de 5.000 disquetes de aquella época.
Pantallas: De monocromo a 4K
Tus ojos disfrutan hoy de pantallas con resoluciones 4K, millones de colores y tasas de refresco de 144 Hz o más. El salto desde los primeros monitores es, simplemente, abismal.
Los primeros PC venían con monitores monocromos de fósforo verde. La resolución típica era de 720×350 píxeles. Compáralo con tu monitor actual y verás que la diferencia es como la noche y el día.
Sonido: Del pitido al Dolby Atmos
Tus juegos y películas suenan hoy con una calidad espectacular gracias a sistemas de sonido envolvente como el Dolby Atmos. En los 80, la cosa era mucho más… rudimentaria.
El IBM PC original contaba con un simple altavoz interno capaz de emitir pitidos. Nada de música, efectos de sonido elaborados o voces. Solo pitidos. Imagina jugar a tu videojuego favorito con esa limitación sonora.
Conectividad: Del aislamiento a la nube
Tu ordenador actual está permanentemente conectado a internet. Trabajas en la nube, descargas actualizaciones automáticamente y compartes archivos en segundos.
En 1981, la conectividad era un sueño lejano. Los primeros PC eran máquinas aisladas. Para compartir información entre ordenadores, había que usar disquetes físicos. El concepto de «subir a la nube» habría sonado a ciencia ficción en aquella época.
Hoy disfrutas de interfaces gráficas intuitivas y aplicaciones que se manejan con gestos. El software de los 80 era un mundo completamente diferente.
El sistema operativo más común era el MS-DOS, que funcionaba mediante líneas de comando. Nada de iconos, ventanas o ratón. Para hacer cualquier cosa, había que memorizar comandos específicos y escribirlos correctamente.
Precio: De lujo a commodity
Hoy puedes comprar un portátil potente por menos de 1.000 euros. En 1981, el IBM PC original tenía un precio de 1.565 dólares… ¡solo la unidad base! Si lo ajustamos a la inflación, estaríamos hablando de unos 5.000 dólares actuales.
Además, para tener un sistema completo y funcional, había que añadir monitor, unidades de disquete y otros periféricos, lo que fácilmente duplicaba el precio.
La próxima vez que te sientes frente a tu ordenador, piensa en todo el camino recorrido desde aquellos primeros PC. La potencia que tienes hoy al alcance de tus dedos habría sido inimaginable hace solo unas décadas. Y lo mejor de todo es que la evolución continúa. ¿Cómo serán los ordenadores dentro de otros 40 años? Solo el tiempo lo dirá.